Felicitaciones a todos aquellos que han tomado como modo de vida el dedicarse a enseñar a otros, ser maestro es motivo de orgullo, pues tenemos en las manos la responsabilidad de mostrar a nuestros estudiantes mil formas de ver la vida, ya no se trata solo de de impartir conocimientos pues éstos se encuentran al alcance de un clic, sino de formarlos como ciudadanos humanos y conscientes, hombres y mujeres fieles a sus sueños.
Les dejo de regalo este interesante artículo del Prof. Ramón Jauregui, de la Universidad de los Andes, sobre la visión del maestro según Simón Rodríguez.
EL MAESTRO SEGÚN SIMÓN RODRÍGUEZ
Cuando Simón Rodríguez nos habla en su obra sobre su concepción de lo que tiene que ser un Maestro, está pensando en el maestro de primeras letras o en el actual Maestro de la Educación Básica quien es el que inicia al niño “en el conocimiento de los hombres y de las cosas y de las relaciones de los hombres y de las cosas entre sí”1 de manera sistemática. Pero al mismo tiempo, cuando va describiendo lo que es para él un verdadero maestro, nos está entregando “su” vida dedicada, hasta el final de sus días, cuando ya está cansado, a la tarea de educar a los niños “de quienes se puede esperar todo”2 porque “ellos son los cimientos de la sociedad”3 . Definición Para Simón Rodríguez, Maestro “significa en su origen Señor o Dueño.
Los Franceses y los Ingleses lo conservan en esta acepción. Después se tomó por HÁBIL, por EXPERTO en algo y se decía... Maestro de Caballería, maestro de Infantería = por coronel. Después, suponiendo que el que posee un Arte o una Ciencia, es capaz de enseñar uno y otro, se llamó Maestro al Profesor”4 . En otro lugar dice: “MAESTRO significó en su origen... Señor... dueño de algo. Después se tomó por... Experto – por hábil en algo – porque El que es experto en un arte o en Una ciencia se considera como dueño De sus principios Después, creyendo que el que posee un arte o una ciencia es Capaz de enseñar uno y otra, se llamó Maestro al Profesor. Pero... Profesor, es el que hace ver, por su dedicación, que se aplica Exclusivamente a estudiar un arte o ciencia.
CATEDRÁTICO, es el que comunica lo que sabe o profesa Sentado en alto. Maestro es el que enseña a aprender y ayuda a comprender”5 . Más adelante da otra definición similar, aunque más amplia: “MAESTRO Es el dueño de los Principios de una CIENCIA o de un ARTE, sea liberal, sea Mecánico y que transmitiendo sus conocimientos sabe hacerse ENTENDER y de COMPRENDER con gusto. I es el Maestro! por excelencia, si aclara los Conceptos y ayuda a estudiar, si enseña a aprender, facilitando el trabajo i si tiene el DON! de INSPIRAR a uno, EXCITAR en otros el DESEO de SABER.
Establézcase una NUEVA enseñanza, con Maestros NUEVOS; Sin excluir, de los actuales, a los que quieran sujetarse a un NUEVO Reglamento”6 . Sin embargo, no quiere confundir el concepto de Profesor y Catedrático con la de Maestro. Por eso hace las aclaraciones siguientes: “¡Hágase una diferencia entre Profesor, Catedrático, i Maestro. PROFESOR, es el que se dedica EXCLUSIVAMENTE al estudio de un ARTE o de una Ciencia i lo prueba, a veces, aplicándose a ENSEÑAR. CATEDRÁTICO, es el que enseña SENTADO en ALTO; porque, Cátedra significa puesto superior o eminente: i no se usa dar este título, sino al que enseña Teología, Filosofía, Derecho o Humanidades. Pero, puede uno ser Profesor o Catedrático i no ser Maestro”7 .
En otra parte de su obra, se burla de la moda de los nombres nuevos que se quieren introducir para sustituir al de Maestro: “Ahuecar nombres, por darse importancia que es charlatanismo. Antes se decía: Maestro de primeras Letras Maestro de Escuela o El Maestro, solamente. Ahora debe decirse El profesor de Bellas Letras El Director de Letras, El preceptor de Caligrafía”8 . Pese a todo esto, para Rodríguez, “el título de Maestro no debe darse sino al que SABE enseñar esto es, al que enseña a aprender, no... al que manda aprender, o indica lo que se ha de aprender ni... al que aconseja que se aprenda”9 . El Maestro es, pues, aquel que sabiendo para sí, es capaz de inducir a aprender, porque nadie puede aprender si no desea y esa es su tarea, hacer que los niños quieran aprender que como se verá más adelante, no es lo mismo que repetir.
La importancia que ve Rodríguez en la profesión de Maestro se debe a dos razones. La primera, porque de acuerdo con sus definiciones de Maestro, quien desee dedicarse a esta profesión necesita poseer el conocimiento de un oficio o de un arte y, además, saber comunicar ese arte a los demás. Si le falla cualquiera de estas dos notas, no es maestro, porque “entre saber para sí y saber transmitir, hay la diferencia que distingue al rico que da del que no da”10 . Porque “el Maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender. Su ministerio es de primera necesidad, porque influye en los demás estudios”11 . Y prosigue “el Maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo porque su oficio es formar hombres para la sociedad”12 .
La segunda razón para considerar importante esta profesión y complementaria de la anterior es su relación con el hogar, porque aunque “los principales obligados a la educación e instrucción de los hijos son los padres. No pueden echar su carga a hombros ajenos sino suplicando y deben ver al que la recibe y les ayuda con mucha atención y llenos de agradecimiento”13 .
Por esto mismo el maestro es “el que reemplaza a los padres de familia y ejerce las funciones de Padre Común. Por consiguiente debe ser elegido por sus aptitudes... que son... ser dueño de la materia que promete enseñar y conocer el Arte de enseñar”14 . Por eso “los maestros son respetables, al par que los padres, porque hacen sus veces”15 . Tanto sustituye la escuela a los padres que “la Primera Escuela es... un SUPLENTE de la Potestad Paterna en las funciones de INSTRUIR i EDUCAR: porque es IMPOSIBLE!... todos los Padres sean Instruidos, que sepan y quieran Enseñar y que tengan TIEMPO y lo NECESARIO PARA ENSEÑAR”16 , porque el establecimiento de la Primera escuela “no ha tenido ni tiene otro fin que el de suplir sus faltas (de los padres) en esta parte ya sea por ignorancia, ya sea porque no se lo permiten sus ocupaciones...”17 , sin olvidar que la tarea de enseñar es difícil porque “la paciencia y el gusto son raros, hasta en los que se dedican a enseñar”18 . Y continúa: “Véase si es IMPORTANTE!, dígase IMPORTANTÍSIMO!! PREVENIR ERRORES DE CONCEPTO, en la Infancia PARA QUE NO SEAN prevenciones, después. RECTIFICAR SUS PERCEPCIONES Para que no se PREOCUPE.
ENSEÑARLE a Pronunciar, a Articular, a Acentuar a fijar la significación de las Voces, i la Propiedad de los Términos, a dar, a las Frases, el ÉNFASIS que pida el Pensamiento a expresarse con propiedad las ideas, notando la Cantidad y el Tono que deben distinguirlas: porque tan necesaria es la Cantidad en la sílaba, para que sea Palabra, como el tono en la Palabra, para que la locución exprese el sentimiento. Todo esto consigue un Maestro, que sabe ponerse al alcance de los Niños. ¿Lo conseguirá, haciéndolos GRITAR en libritos i escarabajear en Pizarras?. ¡Cuantos Resabios desagradables, no se adquieren en una mala Escuela! Díganlo los que tienen la desgracia de conocer que YERRAN i sienten la pena de no poder CORREGIRSE. El Vulgo no ve, en la 1ra.. Escuela, más que Niños en Salitas o en Salones, incomodando al Maestro, para que no incomoden en sus casas: Los Niños creyendo que la Escuela es para aprender a fastidiarse I el Maestro... que debe fastidiarse, para darles ejemplo Ellos aprenden a MENTIR, i él... a DISIMULAR. Enseñen los Niños a ser PREGUNTONES! Para que, pidiendo el POR QUE de lo que se les manda hacer Se acostumbren a obedecer... a la RAZÓN! No a la AUTORIDAD, como los LIMITADOS Ni a la COSTUMBRE, como los ESTÚPIDOS” ¡Cuantos hombres de JUICIO, no tienen que pasar por uno o por otro, sin poder remediarlo!19 .
Refiriéndose a los niños dice: “de BLANQUITOS! poco o nada podrá Usted esperar. Para RETOZAR, en las CALLES les falta tiempo; i sus Padres ven la Escuela, como un Corral, Donde meten a los hijos, sin saludar, i los sacan sin despedirse Se los llevan al Campo, sin dar parte, i estando en la ciudad, los envían CUANDO QUIEREN”20 . En contraste con los blanquitos, refiriéndose a los niños indios afirma “INDIOS!! Bien merecen los DUEÑOS DEL PAÍS, los que mantienen el Gobierno i la Iglesia con su DINERO, i a los Particulares con su trabajo, que enseñe a sus hijos a Hablar, a Escribir, a llevar Cuentas, i a trabajar con DECENCIA... aunque no sea más... que paraque sirvan bien a los AMOS, que la divina providencia les ha dado, con encargo de Mostrarles el Camino del Cielo”21 . Y prosigue “también el Maestro conseguirá que, algún tiempo después de establecido, se sepa que su Escuela es para ENSEÑAR: sin que, por eso, falten Padres que, por burlarse de él, vayan a elogiar el método, i a suplicarle que admita NIÑOS, sacados de otras Escuelas, para que vayan a aburrirlo con sus impertinencias”22 .
Todo lo anterior hace que para Simón Rodríguez el maestro de los primeros grados sea tan importante porque “el maestro que sabe dar las primeras instrucciones sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender. Su ministerio es de primera necesidad porque influye en los demás estudios”23 . “Piénsese en las funciones del Maestro, en las Primeras Letras, i se verá que sigue VIRTUALMENTE enseñando a APRENDER en las otras EDADES. el buen éxito, en todas las carreras depende... casi siempre... de los Primeros Pasos que se dan en ellas; estos pasos se ENSEÑAN a dar en la primera ESCUELA; allí empieza la vida de las relaciones con las cosas y con las personas; luego la primera escuela... es la ESCUELA por antonomasia: las demás, son aplicaciones de sus Principios para hacerlos trascendentes. ¡¿Quien diría que una Escuela que TODOS ven con DESPRECIO fuera la más digna de ATENCIÓN”24 .
Tan importante es esta primera escuela que “los directores de los pueblos y los que creen dignos de serlo, deben conocer que a la educación que recibieron en su primera edad deben los homenajes que se les tributan y que sin ella, estarían perdidos en la Masa que desprecian. Cuiden de sus hijos, no sea que, por echarlos a granel en escuelas de especulación o de caridad, los vean mañana sumidos en una ignorancia más crasa que la que hoy consideran como inherente a la pobreza. El hombre no es ignorante porque es pobre, sino al contrario”25 . “Piensen en las funciones de la primera escuela y se verá que, sea en bien, sea en mal, influye en todas las relaciones físicas, intelectuales, sentimentales, morales y sociales, desde las más indiferentes, al parecer, hasta las más importantes”26 y se pregunta “a qué hombres se confiará la discreción. Será a cualquiera que prometa desempeñarla”27 , porque “cuantos resabios desagradables no se adquieren en una mala Escuela”28 . Está a cargo del Maestro de la Primera Escuela “enseñar no sólo la formación de los caracteres, sino su valor y propiedad; el modo de usarlos y colocarlos, según las reglas de la perfecta ortografía; el dar una clara inteligencia de los principios de la Aritmética; el instruir en las reglas generales y particulares de trato viril; sobre todo, el fundamentar a sus discípulos en la religión”29 .
Puesto que el “MAGISTERIO es una PROFESIÓN, la que reemplaza a los padres de familia y ejerce las funciones de PADRE COMÚN, por consiguiente debe ser elegido –el maestro- por sus aptitudes... que son: ser dueño de la materia que promete enseñar, conocer el ARTE de enseñar...”30 y, como consecuencia, a los maestros se les tiene que exigir que sean “sabios, hábiles, irreprensibles y con vocación para enseñar. No se tome vocación por inspiración, ni el hambre por llamamiento al Magisterio”31 . Tan importante es para Rodríguez esta primera escuela que, olvidándose de los maestros dice: “yo he pensado y trabajado mucho en la enseñanza. Y me he convencido de que, la primera escuela es la que debe, ante todas cosas, ocupar la atención de un gobierno liberal”32 . c.- Dificultad Ser Maestro ahora y antes es difícil. Cuando estaba en Caracas, escribe que es difícil porque “le toca al Maestro de Primeras Letras la peor parte de la vida del hombre; no por su travesura, por su complexión, ni por su distracción, sino por la demasiada contemplación e indulgencia que goza en esa edad (los niños).
Si esta se dispensase racionalmente por los padres como es debido, nada habría que decir; pero sucede al contrario regularmente”33 . Ya mayor, vuelve a afirmar lo mismo: “Convengo en que es fastidioso el estar lidiando con niños, y humillante el tener que aguantar las impertinencias de algunos padres...”34 . Por eso insiste en que hay que ser maestro por vocación y no por hambre o necesidad35 . La otra dificultad está en los padres que, al igual que ahora, no entienden no sólo su importancia sino que desean imponer en ella sus deseos, aunque ello vaya contra el bien de los alumnos. Para evitar estas arbitrariedades, Rodríguez propone en el artículo 26 de sus Reflexiones sobre el Estado actual de la Escuela, que “antes de admitir los discípulos tratará de instruir a sus padres en el régimen y gobierno de la escuela; a cuyo efecto hará sacar y tendrá a prevención un regular número de copias que comprendan los capítulos de observancia que obligan a los discípulos, y dando a cada pretendiente una, se excusará de razonamientos”36 . Y, al igual que ahora, “cuando un hombre que se gobernó por ella tiene a la Escuela un hijo, y se le piden libros señalados, papel o pluma de tal calidad, le coge tan de nuevo que se ríe y llama al maestro minucioso y material, por lo que se ve éste obligado muchas veces a enseñar a unos por el flos Sanctorum y a otros por el guía de Forasteros”37 . Qué difícil es que tanto los padres como los gobernantes entiendan la importancia y necesidad de esta primera escuela. Clases de Maestros De acuerdo con sus aptitudes y conocimientos, Rodríguez clasifica a los Maestros en tres grandes grupos, “UNOS que se proponen ostentar sabiduría... no enseñar. OTROS que quieren enseñar tanto, que confunden al discípulo. Y OTROS que se ponen al alcance de TODOS, consultando las capacidades. Estos últimos son los que consiguen el fin de la enseñanza”38 . La función de enseñar es tan sagrada que se horroriza con solo pensar que haya alguien que quiera enriquecerse con ella. Por eso afirma que “hacer NEGOCIO DE LA EDUCACIÓN es... diga cada lector lo malo que pueda.
Todavía le quedará mucho por decir”39 . Tanta es la responsabilidad que tiene para don Simón la profesión de Maestro que llega a afirmar, para admiración de quienes le tienen por un libertino, que el Maestro “puede, o más bien, debe de tener familia”40 . Preparación Debido a la importancia de esta profesión, desde Caracas piensa en la manera de preparar a los futuros Maestros. En su estudio “Estado actual de la escuela” enviado al Cabildo de Caracas en 1794, en su artículo 18 propone que “la elección, examen y aprobación de Maestros, como también la acusación formal de sus delitos, debe hacerse por esta Junta y el nombramiento y separación por el Muy Ilustre Ayuntamiento”41 y en el Artículo 19 propone que “a la elección concurrirán todos los miembros de la Junta, precedido de un informe e investigación secreta y prolija de su conducta; pero el examen se hará primero privadamente y con toda la extensión posible por el Director y por el Párroco, éste en la doctrina cristina y aquel en el arte de escribir, leer y contar”42 . Y por primera vez en América, propone en su proyecto de Escuela, la creación de pasantes o ayudantes de los Maestros en clase a fin de preparar a los futuros Maestros. Sobre esto dice “los Maestros tendrán la obligación de instruirlos en todo lo concerniente al servicio y hacerlos capaces de sus obligaciones para que las desempeñen con arreglo a la constitución”43 . Los pasantes tienen como tarea la de ayudar, dentro y fuera del aula a los Maestros e irse formando para que cuando falte algún Maestro, se elija al mejor de ellos como su sustituto.
Mediante esta formación desea que se “establezca una nueva ENSEÑANZA con Maestros nuevos, sin excluir de los actuales a los que quieran sujetarse a un NUEVO Reglamento”44 . Remuneración Como Maestro que siempre tuvo bien puestos los pies en el suelo, piensa que no sólo de ilusión vive el Maestro y ya desde 1794 lucha por una justa remuneración económica para el arduo y responsable trabajo que tiene que cumplir45 . Desde cuando enseñaba en Caracas arguye que “así es que ningún empleo que exige la atención de un hombre se dota con escasez. En las oficinas Reales hay variedad de plazas y todos los que las sirven gozan de una competente remuneración... un maestro, a más de la penosa tarea que lleva, invierte todas las horas del día en el desempeño de su ministerio. Este no es menor importante que aquella, ni el que lo sirve merece menor atención. Vasallo igualmente honrado que los otros es: necesita de igual sustento, igual porte, igual habitación, luego debe gozar igual beneficio”.46 Pensando en su vejez dice “El Maestro debe contar con una renta que le asegure una decente subsistencia y en que pueda hacer ahorros para sus enfermedades y para su vejez...” y, sin embargo “no cuenta con ascensos ni con Retiro, ni su viuda con montepío.
No ha de recibir dádivas a cambio de preferencias en la enseñanza, ni limosnas que lo humillen. No ha de ir al Hospital a agravar sus males, ni a casa de Misericordia, a la Europea, a guardar DIETA, ni a que lo saquen al sol, para que se seque o pese menos cuando lo vayan a ENTERRAR47 . Conclusión La concepción que tiene Rodríguez de lo que debe de ser un Maestro es tan actual como la nuestra, con la diferencia que da más importancia a los maestros de los primeros grados de la educación, cuando el niño empieza sus primeras letras y a formar sus hábitos de estudio que a la educación superior que depende de lo que se enseñe en la primera. Está pendiente de la formación teórico-práctica del futuro Maestro, empezando por los pasantes a cargo de cada maestro para que tengan una formación teórico práctica, le preocupa el escaso salario que reciben y, sobre todo, el bajo concepto que se tiene del maestro, no tanto por su importancia sino porque al ser mal remunerados no es un puesto que atraiga a los jóvenes.
La mejor conclusión de lo que tiene que ser un maestro, la da el mismo Rodríguez en 1847, casi al final de sus días, cuando afirma que “el Maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad”4.
POR: Ramón Jauregui
Universidad de los Andes, Escuela de Educación
EDUCERE, INVESTIGACIÓN ARBITRADA • ISSN: 1316-4910 • AÑO 6, Nº 21, ABRIL - MAYO - JUNIO, 2003 • 94 - 99
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