viernes, 28 de agosto de 2015

Análisis Semiótico de "El Corazón Delator" de Allan Poe



Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto Pedagógico de Barquisimeto, Venezuela. yeshuaanra@yahoo.es

Opción

versión impresa ISSN 1012-1587

Opcion v.25 n.60 Maracaibo dic. 2009

Resumen
La semiótica francesa (sintaxis narrativa, semántica sintáctica o semiótica sintáctica) tiene como propósito detallar cómo se cimienta el sentido en los textos, revisando la organización de los enunciados y de sus componentes para determinar sus significados en la disposición del discurso. Este trabajo muestra la aplicación metodológica del análisis semiótico del Groupe d’Entrevernes (1978) influenciado por Greimas (1976). En “El Corazón Delator” de Edgar Allan Poe se estudian sus estructuras profundas y de superficie para, finalmente, establecer el sentido textual con la elaboración del cuadro semiótico de la veridicción. Este análisis permite reconstruir el significado de textos polivalentes.

INTRODUCCIÓN
La indagación del sentido y de los componentes estructurales de los textos literarios ha sido el objetivo principal de la investigación semiótica, que ha realizado la Escuela de Semiótica Francesa, para la exploración de los textos narrativos.
El análisis del cuento “El Corazón Delator” de Edgar Allan Poe, tiene como propósito ejemplificar el análisis semiótico propuesto por dicha escuela; este enfoque teórico-metodológico sobrepasa el simple estudio de las estructuras sintácticas o la revisión de los signos en aislamiento y, de esta manera, se expande hacia el análisis de las estructuras profundas de significación.

1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Greimas (1976) llama semiótica narrativa al tipo de semiótica que examina la lógica mediante la cual se logra el sentido en los discursos literarios; la semiótica es una disciplina de corte estructuralista con la que se intenta explicar cómo se produce y se percibe el sentido en los textos narrativos. Para el investigador, este tipo de análisis tiene como propósito explicar las leyes que constituyen la narratividad; esto es, explicar las leyes y recursos que permiten contar algo construyendo el sentido. Para Greimas (op.cit) el sentido está previamente establecido, por lo que la semiótica reconstruye ese sentido ya incorporado en los textos e intenta concederle significación.
En Analyse Sémiotique des Textes (1978), los investigadores del Groupe d’Entrevernes proponen un modelo de análisis originalmente anunciado por Greimas (op. cit.). El estudio se divide en dos niveles: un nivel de superficie que corresponde al componente sintáctico o estructuras semio-narrativas, en el que se distinguen dos componentes: el narrativo, en el cual se regula la sucesión y encadenamiento de los estados y las transformaciones y el discursivo, que rige el encadenamiento de las figuras y de los efectos de sentido. En el nivel profundo (o de estructuras discursivas y de sintaxis discursiva) se revisan dos planos de organización: un conjunto de relaciones que efectúa la clasificación de los valores del sentido y un sistema de operaciones que organiza el paso de un valor a otro.
Según Greimas (1976) la semiótica es un juego de de-construcción que permite determinar la significación; en consecuencia, para lograr la significación, es necesario observar cómo se estructura el sistema textual, cómo se ensambla el texto y qué reglas construyen el sentido de ese texto; en otras palabras, el trabajo de la semiótica es analizar cómo dice el texto lo que dice y cómo el sentido es una especie de efecto promovido por el juego de relaciones que se establece entre los elementos significantes; estas relaciones constituyen la arquitectura significativa. La validación de este análisis se logra por el diseño del cuadro semiótico de la veridicción que lleva a determinar la significación general del texto.


3. METODOLOGÍA: ANÁLISIS O DISCUSIÓN
En el cuento “El Corazón Delator” se relata la historia de un ser que se debate entre la locura y la cordura; en su intento por probar que está cuerdo, el protagonista relata al lector como llevó a cabo con astucia y perspicacia un asesinato. En el marco del análisis semiótico de los textos narrativos se señalarán, siguiendo la orientación teórica de Greimas y del Groupe d’ Entrevernes (op. cit), los diferentes programas narrativos (PN) y los elementos componentes de la estructura superficial. Esta fase constituye el estudio del componente narrativo en las diversas secuencias del relato1.
SECUENCIA I: plantea o introduce el PN principal que se retornará al final del análisis secuencial.
En esta secuencia el narrador se presenta como sujeto de estado en relación conjuntiva con un objeto de valor: la cordura. El narrador opone su objeto al de un interlocutor abstracto (narratario); el objeto de valor atribuido al actante narratario es, por oposición, designado como la “locura” (este término se replanteará durante el análisis). El actante narratario es dibujado como un ente sancionador del “ser” del narrador. El narrador hace ver sus pretensiones de desmantelar la sanción que le ha impuesto ese narratario imaginario. Gráficamente se puede expresar:
En esta primera secuencia el narrador define su competencia en relación con una sensibilidad aguda en el sentido del oído, producida por una enfermedad de los sentidos que evalúa como positiva y que le permite tener calma, serenidad, control; también se califica como poseedor de un saber supremo dado por esa facultad que se traduce en una suerte de sabiduría, astucia y perspicacia (otorgadas por la habilidad de “escuchar cosas del cielo y del infierno”). El narrador que se autoevalúa, en oposición al narratario, de forma positiva se encuentra en un plano eufórico con respecto al objeto de valor representado por la cordura.
SECUENCIA II: PN de la cristalización de la idea de asesinato.
Esta secuencia es considerada PN porque suscita una transformación del sujeto de estado de la secuencia I; éste actualiza ahora su competencia, por un deber y querer hacer, y comienza su intento de ejecutar al PN principal introducido en la secuencia I, el cual será retomado al final. El narrador evalúa, entonces, positivamente su posterior performancia. Acá se observa un PN que se representa como la idea de matar al viejo que entra en el inconsciente del individuo, movida por un rechazo al ojo enfermo. Dado que ese ojo enfermo no lo ve, se podría asumir que el viejo no se percata de la magnitud especial de las habilidades del narrador; esto lleva a pensar en el rechazo del narrador a la mirada que no lo aprueba o reconoce.

SECUENCIA III: del intento de asesinato fallido.
En la búsqueda por demostrar su cordura, actualizando la competencia por un poder y saber hacer (a través de la inteligencia y la astucia o habilidad), el narrador relata cómo lleva a cabo su plan que, en este primer momento, es evaluado disfóricamente pues le es “imposible” lograr su objeto representado por “matar al viejo” para liberarse del ojo que se encuentra cerrado.
SECUENCIA IV: PN del asesinato ejecutado.
Mostrando la magnitud de sus facultades, afirmando y actualizando la competencia dada por la astucia y la perspicacia, el narrador logra la performancia; con este astuto e inteligente proceder el narrador reafirma su cordura. Como sujeto operante, el narrador lleva a cabo el asesinato del viejo, logrando liberarse de la repulsión y el odio inspirado por el "ojo abierto".
En la representación gráfica se puede observar:
SECUENCIA V: PN del ocultar el cadáver.
Una vez más, al evaluar positivamente su competencia, el narrador busca lograr un reconocimiento de la misma señalando sus habilidades para esconder al cadáver sin dejar rastros que lo inculpen.
SECUENCIA VI: PN del convencer a la policía.
En su lucha por terminar de mostrar su cordura a través de la astucia, la habilidad y la inteligencia, el narrador (serenamente y en tono de burla al creerse superior) lleva a los agentes de policía a la escena del crimen. El narrador logra, momentáneamente, probar su competencia en relación con la cordura al mostrarse sereno, controlado y muy seguro de sí mismo.
SECUENCIA VII: anti-programa, PN del delatarse o PN de la pérdida de la competencia.
En la secuencia VI se intercala el anti-programa, cuyo oponente es la locura que fluye ayudada por el latido del corazón; este latido es percibido sólo por el narrador, dada la agudeza de su sentido del oído. El constante y sonoro latir del corazón desmantela todos los programas narrativos anteriores que pretendían demostrar la cordura del narrador. En esta secuencia el narrador asesino pierde la competencia y su aparente cordura (descrita hasta acá como inteligencia, astucia, seguridad, control y dominio de sí mismo); todas estas habilidades se transforman en vehemencia y una pérdida total de ese control; es decir, en la pérdida de la cordura. Esta situación puede ser representada como sigue:
Volviendo a la secuencia I, se tomará como programa de base o principal el intento del narrador de mostrar a su interlocutor que no está loco; todos los demás programas narrativos modales, presentados en las secuencias II a la VI, tienen como horizonte reafirmar y mostrar la adquisición de la competencia por parte del narrador para lograr el programa de base; es decir, demostrar que no está loco como su objeto de valor. Con la segmentación de estos programas de uso, se muestra que el asesinato del viejo es el programa de uso central, el resto serán considerados como subprogramas de uso.
La aparición del anti-programa dentro de la secuencia VI (cuando ya el narrador se había glorificado ante el triunfo y se había evaluado eufóricamente con respecto a la competencia designada en términos de la cordura durante las diferentes secuencias) destruye la red de perfectas performancias logradas por el narrador durante el relato. Al desmantelarse su competencia con base al programa principal, el narratario ha designado al narrador como un ser loco; aunque, de acuerdo con las apreciaciones del narrador, lo que generalmente es llamado locura es definido en el cuento sólo como una hiperestesia de los sentidos. En su carácter alterno, el narrador es evaluado como loco pues su sensibilidad se opone a la cordura planteada por el programa de base; esto es, a los parámetros del comportamiento que se consideran socialmente normales. Obsérvese la diagramación actancial del PN principal:
PN principal: demostrar al interlocutor (lector) la cordura del narrador. Secuencia I.
Este programa se transforma en un intento fallido por la presencia del anti-programa en la secuencia VII.
El programa de base es, entonces, un programa de sanción que evalúa al narrador como loco en una relación disfórica con el objeto de valor representado por la cordura. Es de señalar que durante el relato el narrador (actor) es destinador y sujeto operante pues son sus sentimientos y su sensibilidad lo que lo manipulan y llevan a ejecutar las diferentes performancias.
Pasando ahora al plano del componente discursivo, se expondrá en primera instancia la figura lexemática de mayor relevancia en el texto; esto es la figura de “los sentidos”, de donde se desprende:
De este modo los recorridos semémicos producen los siguientes recorridos figurativos:
Los recorridos figurativos del sentido asociados a la percepción auditiva se relacionan principalmente con elementos de tipo psicológico-mental y emocional pues, especialmente al final del relato, la excesiva sensibilidad auditiva (física) se carga de valoraciones negativas; esto perturba al narrador al punto de mostrar la enfermedad que le agudiza la percepción (somática) y que finalmente lo trastorna y desequilibra pues se le vuelve insoportable (psico-mental predominante).
Los roles temáticos son ejecutados por dos actores o personajes (el narrador y el interlocutor o narratario, representado por el lector) y se puede observar que ellos cumplen distintas representaciones:
La sanción que viene desde el narratario es reafirmada por el rol temático 2, llevado a cabo por el narrador que se superpone al rol 1. Esta situación es el resultado de la alteridad –del carácter otro– provocada por la enfermedad que termina por imponerse a la aparente cordura que el narrador ha tratado de demostrar durante el relato. Aunque al comienzo el narrador se mostraba triunfante y reía ante su victoria y su competencia, hacia el final del relato, se siente burlado por su propia enfermedad, por él mismo, por la inmanencia de su otredad. El PN del narrador que intenta demostrar su cordura (a aclarar que sólo es nervioso y extremadamente sensible) se destruye totalmente pues es esa excesiva sensibilidad y descontrol de los sentidos lo que el narratario evalúa como locura.
Seguidamente se exponen algunos elementos que llevarán al análisis de las estructuras profundas de donde se extraerán los niveles axiológicos, temáticos y figurativos que revelarán las oposiciones y las redes de significado que dan sentido al texto:

El narrador pretende demostrar la cordura (evaluada con carga positiva dentro del texto, como parámetro de lo normal, lo mismo, lo aceptado) ante un narratario que lo sanciona como loco (la hiperestesia está provista de una carga negativa dentro del texto); por ello, el narrador descalifica y sanciona su competencia puesto que “lo otro” no es aceptado dentro de los parámetros de lo normal.
Al final del relato predominan los elementos del nivel temático relacionables con lo que socialmente describe la locura y que necesariamente debe ser legalmente sancionado; la sanción judicial representa el control sobre lo socialmente desarticulado, sobre lo anormal, esto es lo que da sentido al texto y otorga valor al PN principal (ver el nivel figurativo en la página siguiente).
El proceso de transformación se resume en el cuadro semiótico de la veridicción que se presenta seguidamente:
En los programas de uso (señalados por la línea de raya continua), el sujeto operante quiere demostrar que no está en disyunción con el objeto de valor “la cordura”, sino en situación de conjunción. Luego su recorrido pasa del parecer loco, al no parecer loco (intentando demostrar que es cuerdo, que sólo es excesivamente sensible) para lograr explicar que es un ser cuerdo; sin embargo, el programa principal vislumbra el verdadero recorrido semántico del personaje: de llamarse cuerdo (ser cuerdo), el narrador pasa a aclarar que no es un ser cuerdo, según los parámetros que son aceptados socialmente, puesto que el deseo de manifestar su cordura lo desequilibra. En este intento por demostrar su cordura el personaje revela su locura (esto se expresa con la línea de raya punteada). Como puede apreciarse, el cuadro semiótico de la veridicción revela el doble recorrido semántico del personaje en su intento por definir su lucidez; de este modo se confronta la locura y la cordura.
CONCLUSIONES
Finalmente se puede acotar que este cuento de Edgar Allan Poe revela los miedos y los desequilibrios del inconsciente humano, experimentados –según los críticos– por el mismo autor, de allí la recurrencia de estos temas en la totalidad de su obra.
En este análisis se puede definir la locura como la evaluación negativa a todo lo que es extraño a lo establecido, a todo lo que sale de los parámetros aceptados como normales. El sentido textual está matizado por las valoraciones que el lector elabora del texto literario, dado que la polivalencia es indiscutiblemente una característica propia de ese tipo de discursos; sin embargo, una interpretación –ajustada a los aspectos semánticos que arroja el análisis semiótico de este texto– permite afirmar que el autor cuestiona a la sociedad y al orden social que sanciona a todo individuo que no responde al “patrón común”.
Nota
1. Estas secuencias se indican partiendo de la traducción del relato publicado en la Colección Biblioteca Salvat en su edición de 1970.

Referencias documentales
1. GREIMAS, Algirdas (1976). Semántica Estructural. Editorial Gredos, España.        
2. GROUPE D’ENTREVERNES (Ed.). (1978). Analyse semiotique des textes. Presses Universitaires de Lyon. Editions du Seuil, Francia.        



 Disponible e: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1012-15872009000300003&script=sci_arttext

POR: Ada Nelly Rodríguez Álvarez

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