RAFAEL CARBAJO


                                                     
¿Cómo te defines cómo escritor?

Visual, si es que existe esa definición para hablar de escritura. Me gusta que la acción inunde el relato, supongo que es la influencia del comic y el cine, otras de mis aficiones (por supuesto género de acción). 

No me gusta recrearme excesivamente en los detalles que envuelven a los personajes. Para mí es esencial el argumento, el misterio que se respira en cada frase y la necesidad de pasar de un acto a otro.

En suma, se trata de sorprender al lector. Si te recreas en exceso en la descripción, para cuando terminas, el lector ya sabe lo que va a pasar o, lo que sería terrible, se ha aburrido.

¿Qué tipo de literatura lees generalmente?

Por un lado acción. Tanto género de aventura, thriller, espionaje, policíaca o todo junto. Por otro lado, me gustan los misterios, la historia, los misterios históricos, mitos y leyendas etc... Los argumentos de mis dos novelas beben de ese mundo. Soy un aficionado a estas cuestiones que mezclan el conocimiento oculto con lo desconocido, pero desde un planteamiento escéptico. Creo en el razonamiento objetivo y que buena parte de los misterios, si no todos, tienen una explicación, y esa es en parte la idea que me llevó a la creación de mi blog rafaelcarbajoescritor.com

¿Tienes títulos publicados?, ¿a qué géneros pertenecen?


En 2006 publiqué mi primer novela, titulada “El legado Nerfall”, con la editorial Maghenta. Espero para enero publicarla de nuevo a través de Amazon. Este año he autopublicado tanto en Kindle como en CreateSpace la segunda “La profecía de Praga”.

Son dos Thrillers en los que los protagonistas deben encontrar y resolver un misterio, antes de que sus antagonistas lo hagan primero y acaben con ellos.

¿Por qué ese o esos géneros y no otros?

Supongo que todo escritor se dedica a lo que le gusta, esto es, escribir las novelas que le gustaría leer. 

Debes tener una obra predilecta entre todo lo que has escrito, ¿Cuál es y por qué?

Solo tengo dos publicadas, por lo que es difícil. ¿A quién quieres más a papá o mamá? Estoy más satisfecho con la segunda “La profecía de Praga”, pero que no se entere la otra.

¿Te arriesgarías a escribir otro género? Si es así, ¿Cuál sería y por qué?

Supongo que sí. Es cuestión de encontrar el momento ideal. A veces me ronda la idea de escribir una obra de humor, una comedia política o la disparatada resolución de un crimen. Y el motivo es simple, aunque elimino decenas de personas en mis novelas, tengo un tremendo sentido del humor y por eso me tomo las cosas muy en serio. Y la mayoría de las cosas, si las analizas con seriedad, son para reírse.

¿Qué diferencia a tus obras de otras del mismo género?

No me veo capaz de responder a esto objetivamente. Dejemos que lo juzguen los lectores.

¿Cómo se te ocurren las tramas, las planificas o van surgiendo conforme vas escribiendo?

Parto de una idea general sobre el misterio o problema en cuestión. Las ideas vienen y van, y yo me dedico a apuntarlas todas y guardarlas. Tengo una carpeta con todo tipo de formatos de papel, incluso servilletas de bares y posavasos, con notas. La mayoría no pasan el corte o no son lo suficientemente buenas o son imposibles de encajar o desarrollar en una novela.

Cuando tengo elegida la idea, empiezo a investigar sobre los datos principales, lugares donde desarrollar la acción, datos históricos, y luego trabajo sobre los personajes, el protagonista, el malo, los secundarios. 

Cuando tengo esto construyo un esquema básico y un plan de escritura por capítulos. Me gusta que cada capítulo de la novela coincida con cada día del relato.

Por último, empiezo a escribir. Por supuesto, conforme avanza la historia el plan general se va adaptando.

¿Necesitas paz y tranquilidad para escribir, o eres de esas personas a quienes se les ocurren los capítulos enteros estando en los lugares y momentos más inapropiados?

Paz y tranquilidad para escribir. En los lugares inapropiados se me ocurren giros interesantes para el relato. Los anoto y no paro de pensar en ello hasta que llego a casa y puedo plasmarlo en papel.

¿Te gusta releer y corregir lo ya escrito, o mantienes lo que escribiste tal cual lo hiciste?

Releo, corrijo, releo, corrijo, se lo paso a mi mujer para que lea y corrija, vuelvo a releer… No sé, igual soy un pelín obsesivo, pero sospecho que no soy el único.

¿Desde cuándo comenzaste a escribir y qué cosas te inspiran a hacerlo?

En los años noventa empecé dos novelas que no fui capaz de terminar o estaba seguro en mi fuero interno que no eran lo suficientemente buenas. Luego llegó “El legado Nerfall”. Supongo que escribo por lo mucho que me gusta leer.

¿En general qué podemos encontrar en tu obra y a qué público va dirigida?

Acción y misterio básicamente, todo ello en un ambiente intenso, sin saber lo que va a suceder en la siguiente página y con finales trepidantes e inesperados. Los amantes de la acción y las tramas complejas son quienes más pueden disfrutar con mis novelas.

¿En qué formatos has publicado y donde podemos conseguir tus libros?

Como dije antes, “El legado Nerfall” se publicó en 2006 y volveré a publicarlo en Amazon en enero, tanto en edición impresa como e-book.

“La profecía de Praga” está disponible en Amazon CreateSpace y Amazon KDP.

Edición papel: www.amazon.es/dp/1522726438
En ambos casos, si se accede desde América, hay que sustituir el .es por .com

¿Qué escritores te han marcado y por qué?

De los clásicos Agatha Christie, Conan Doyle, George Simenon, Rex Stout, Maurice Leblanc, Stanley Gardner. Sus trabajos cubren las estanterías de mi biblioteca y, además de brindarme momentos apasionantes, la forma en que construyen sus argumentos y saben crear los climas adecuados me sirven de inspiración.

De los modernos, o más bien actuales, Clive Cussler, mi referente en la novela de aventuras hasta el momento en que se dedicó a co-escribir con otros, supongo que por la edad. Mi otro autor fetiche es Wilbur Smith.

¿Si pudieras sacar a un personaje de un libro, cuál sería y por qué?

Dirk Pitt, el mítico personaje de Clive Cussler. Es el arquetipo del aventurero de novela: piloto de la USAF que se dedica a realizar investigaciones submarinas, vive en un hangar abandonado y tiene una colección de coches con la que sueña cualquier hombre. Vamos, que me gustaría vivir así. Pero no se lo digas a mi mujer.

¿Qué consejos le darías a un escritor que recién comienza?

Paciencia, paciencia, esfuerzo, parar a recapitular o analizar tantas veces como sea necesario y… ¿paciencia?

¿Qué les dirías a tus lectores?

A los que lo son ¡Gracias por leerme! A los que lo pueden ser, que se animen a leerme. Si buscan misterio y una novela de esas que esperas a ir al baño hasta que acabas el capítulo, o que te acuestas más tarde de lo previsto por culpa de un “voy a leer un poquito más”, soy su autor.

Si hay algo más que desees agregar puedes hacerlo.

A los lectores que confían en los autores que auto-publicamos mi agradecimiento eterno, y a mis compañeros de aventura creativa que dedican meses a construir un relato que transporta a otros a lugares ideales, a vivir aventuras inimaginables o a sentir todo tipo de sensaciones, mi respeto y reconocimiento.


Muchas gracias por regalarnos un poco de tu tiempo, ¡éxitos!

Alexandra Petrovic Jiménez


EL CLUB DE LOS GASTRÓNOMOS ESCRITORES

Rafael Carbajo

Antes de nada vaya una confesión por delante: escribo novelas de aventuras, tengo un blog sobre el tema y los misterios que las inspiran y… me encanta cocinar. No solo soy aficionado a la novela de aventuras, también lo soy a la novela policíaca tradicional. De hecho es ese género del que he bebido en grandes dosis, antes de centrarme en el género del misterio y la aventura para mis creaciones.

Y es en la novela policíaca, donde he venido encontrando una serie de escritores que abiertamente pueden calificarse de cocinillas o incluso gastrónomos de primera fila. Y de ellos y sus personajes, es de lo que quiero tratar en estas líneas.

El más destacado sin ningún género de dudas, y que me abrió los ojos a esta especie de sociedad  secreta literario-gastronómica, es Rex Stout (1886-1975), prolífico autor estadounidense creador de un personaje singular donde los haya. Me refiero a Nero Wolfe, un detective extremadamente inteligente, con sobrepeso y un pelín de agorafobia, lo que le llevaba a investigar casos sin salir de su casa, usando como machaca a un joven colaborador, Archie Goodwin, que a la sazón era el narrador de las historias, como un moderno doctor Watson Nero Wolfe es un angelito que pesa cerca de 150 kilos, bebedor casi compulsivo de cerveza y con un carácter que podría calificarse de muchas maneras salvo dulce. Reside en una imponente mansión en Nueva York, dedicando su tiempo ocioso a cultivar orquídeas de exposición en el invernadero de su azotea y degustar los platos que le prepara su chef personal, un cordón bleu alemán de nombre Fritz. 

Filete de lenguado asado con tocino y sazonado con mantequilla y finas hierbas, Calamares rellenos, Costillitas de cordero con salsa recién inventada por Fritz, Truchas de arroyo con salsa de alcaparras o Lonchas de Lubina salteada con salsa de zanahoria y cebolla, son algunas de las exquisiteces que degusta Wolfe en cada una de las novelas.

El interés de Rex Stout por la cocina se hizo más evidente cuando en 1973 publicó The Nero Wolfe Cookbook, un libro de recetas que recopilaba las aparecidas en sus novelas.

En España, una versión más cañí y mediterranean food la encontramos de la mano del desaparecido Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), situando en la segunda mitad del siglo pasado a su detective Pepe Carvalho. Un gallego astuto, cultivado y de vuelta de todo tras una juventud militando en el Partido Comunista, residente por un tiempo en la cárcel por su activismo, que le acaba llevando a trabajar una temporada en la CIA desencantado de la política. Vive y trabaja en un pequeño piso de Barcelona, y tiene como ayudante a Biscuter, que cocina una serie de maravillosos platos de cocina mediterránea que el detective suele dejar sobre la mesa a medio acabar o en la sartén para atender algún caso, con la eterna pregunta a su ayudante ¿Biscuter están buenos recalentados? Sí jefe, sí. Recalentados están cojonudos. Contestaba malhumorado.

Platos como la Fideua, Lubina al hinojo, Brandada o Ternera con salsa de ostras, recorren los quince relatos de la serie Carvalho. En 1989 Montalbán publicó Las recetas de Carvalho, donde recogía muchas de las publicadas en las aventuras del detective. 

Además escribió y publicó algunos trabajos más sobre cocina y gastronomía.

Otro rasgo curioso de Carvalho era su costumbre de arrojar a la chimenea algún libro de su biblioteca, que consideraba merecía tal desprecio.

El tercer autor y personaje que quiero reseñar nos queda muy cerca, el Italiano Andrea Camilleri (1925), creador del Comisario Montalbano, un policía siciliano que desarrolla su actividad en la imaginaria localidad de Vigata, provincia de Montelusa. Amigo de hacer las cosas a su manera y pasarse, cuando considera oportuno, las normas y a su jefe por alto, es un apasionado de la buena mesa y muy en concreto de los típicos platos sicilianos, preparados por su asistenta Adelina, como los Arancini o la Caponativa, o degustando en el pequeño local de su amigo Calogero la Fritura de salmonetes y calamares, la Pasta ´ncasciata o los Salmonetes a la Livornesa.

El comisario tiene la manía de no hablar mientras come, lo que le genera una gran frustración cada vez que le interrumpen mientras disfruta de su comida o se prepara para iniciarla. Y como no, las comidas debidamente regadas con caldos de la tierra. 

Como dato curioso, reseñar que el nombre de Montalbano es un homenaje de Camilleri a su amigo Vázquez Montalbán. Ambos personajes, Pepe Carvalho y Salvo Montalbano comparten esa afición por la buena mesa, que no deja de ser la afición de sus creadores, al igual que debía de ocurrir con Rex Stout.

Otro dato que vincula a los tres autores y sus respectivos personajes, es que los tres han sido llevados a la pequeña pantalla. 

En 1981 Willian Conrad dio vida al orondo detective. Antes de eso, se hizo famoso en televisión en los setenta interpretando a Cannon y en los noventa al voluminoso fiscal de Jake y el gordo, donde por cierto se ponía morado en cada capítulo.  El personaje de Archie Goodwin lo interpretó Lee Horsley.

Carvallo se emitió en TVE en los ochenta, interpretado por Eusebio Poncela, y El comisario Montalbano ha sido en los últimos años, desde 1999, una serie de éxito de la RAI con 9 temporadas en antena, emitida en España a través de TVE. El personaje de Montalbano lo interpreta  Luca Zingaretti y el propio Camilleri supervisa la producción.

Por lo anteriormente expuesto manejo una teoría un pelín floja, lo admito, pero que encaja lo suficiente. A los escritores de misterio nos van los fogones. Y a pesar de ser una teoría flojilla me hace sentir bien, no solo sabiendo la calidad de los autores que han introducido la gastronomía en sus obras, sino consciente de que otros muchos lo han hecho igualmente, siendo los tres citados en estas líneas una muestra representativa.

De hecho, hay un cuarto con el que me gustaría acabar. No incluyó de manera evidente la gastronomía en sus obras, ni convirtió el placer de comer en el de sus personajes, pero merece una mención. Se trata de Alejandro Dumas, el autor de Los tres Mosqueteros y El Conde de Montecristo, quien a finales del XIX escribió su Diccionario Gastronómico, que se dice llegó a tener más de 600.000 reseñas y que se reeditó hace unos años con algunas reseñas menos, lo que hizo que resultase más manejable y ligero. 

No sé, pero sospecho que a Dumas también le iba la pitanza.

¡Buen provecho! Perdón, quise decir ¡Hasta otra!


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