Anhelo tus manos en mi cuello,
como la hiedra que se enreda
Abriéndose paso en cada mechón que
tocas
Delicadamente y sin prisa,
Dibujando con tus dedos de seda
El ángulo del rostro
Que suspira en cada toque;
Anhelo tu voz de cidra dulce
Y el aliento que tu boca exhala,
Anhelo tus ojos clavados en mis ojos
Y una sonrisa cómplice que alegra
mi alma.
Alexandra Petrovic J.
05/03/2015
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